El turista del siglo
XXI se caracteriza por poseer una amplia "cultura comercial", ya que
Internet ha facilitado el desarrollo de la misma a través de un constante
aumento de la oferta, traducida en una competencia que usará sutiles y
elaboradas estrategias emocionales para captar a esos segmentos de demanda que
ayude al tejido empresarial turístico a cumplir su principal objetivo: la
maximización de beneficios.
El visitante se ha
"empapado" a la perfección sobre cuáles son sus derechos como
consumidor, así como su "derecho" a ser el protagonista indiscutible
en todo proceso que se relacione con el uso y disfrute de la oferta turística
contratada.
Así pues, una adecuada
y excelente atención al cliente resulta de vital importancia para asegurarse en
gran medida la captación de la demanda, ya que la misma pecará de
"infiel" en multitud de ocasiones si no se actúa con una actitud
positiva y cordial, por ejemplo:
>El 70 % de lo las
ventas a turistas que compran en una empresa por primera vez se debe a alguna
recomendación de otra persona que ya haya disfrutado total o parcialmente de la
oferta de la misma.
>El 30% de los
nuevos visitantes aceden a la empresa por recomendación de viajeros actuales.
>Es 7 veces más
fácil vender a un cliente actual que a uno potencial.
>Un cliente
satisfecho se lo dice a 3 y uno insatisfecho a 11 personas.
>El 4 % de los
clientes insatisfechos lo dicen, mientras que el resto ya no vuelven y hablan
mal de la empresa.
Una seria de
afirmaciones que nos llevan a la conclusión de desarrollar una actitud positiva ante el cliente,
la cual debe partir de la base del conocimiento por parte del profesional de
adoptar y desarrollar diferentes respuestas ante diferentes situaciones en el
momento oportuno.
Por ello, un buen
informador turístico debe poseer una serie de cualidades, divididas en dos
tipologías:
Cualidades personales: Empatía, honestidad,
responsabilidad, englobando todas ellas las aptitudes que facilitan la relación
entre las personas, ya que el trabajo del informador se compone un 80 % de
relaciones personales.
Cualidades
profesionales: Facilidad de
comunicación, dominio del lenguaje gestual, agilidad mental para mantener un
enfoque proactivo ante situaciones determinadas, todas ellas encaminadas al
principal objetivo del informador: mantener continuamente una comunicación con
el cliente, nuestro principal protagonista en todo proceso.
Además, es importante
destacar que toda actividad profesional incluye dos dimensiones claramente
diferenciables, necesarias tener en cuenta:
1. Dimensión laboral (todo
lo relacionado con las tareas y funciones que el puesto del profesional
incluye).
2. Dimensión profesional
(todo lo relacionado con la actitud del profesional hacia el cliente,
dependiendo de la misma el resultado final de fidelización).
FUENTE:
http://observatorioelrincondelturista.blogspot.com.es/2016/08/la-importancia-de-la-comunicacion-con.html
http://observatorioelrincondelturista.blogspot.com.es/2016/08/la-importancia-de-la-comunicacion-con.html
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