En mi
opinión, las redes sociales significan una nueva forma de comunicarse, de
vender, e incluso, me atrevería a decir que son una nueva forma de vida. Ya no
se concibe la vida sin escribir un tweet, a los consumidores nos gusta
consultar las opiniones de otros sobre los productos que deseamos, muchas
ofertas de trabajo se publican en las redes, publicamos selfies en Facebook,
exponemos nuestra trayectoria laboral en Linkedin, convocamos a las masas a
través de estas herramientas… Todos los campos caen en la seducción de las
redes sociales.
¿Qué es
lo que tienen para causar tanto impacto en nuestras vidas? Es fácil de
entender. Se puede colaborar para crear contenidos, podemos encontrar cualquier
información que busquemos, somos libres de opinar, de saber lo que otros
opinan, incluso podemos averiguar los deseos de los demás…
Y en el
comercio electrónico, ¿cómo influyen? También es fácil de entender. Se
pueden crear nuevos contactos profesionales, contactar con futuros compradores,
obtener publicidad “gratuita” o al menos más económica, fidelizar a nuestros
compradores, crear nuevos negocios y profesiones relacionadas con el comercio
electrónico, romper las barreras geográficas…
¿Podíamos
antes de que aterrizaran las redes sociales conocer lo que ocurría en tiempo
real desde el lanzamiento de un producto? ¿Podíamos hacer llegar nuestro
mensaje a miles de personas con un solo click? ¿Podíamos llegar tan rápido más
allá de nuestros familiares y amigos? La respuesta es no. Llegar al otro lado
del mundo era cosa de las grandes empresas o solo para ideas revolucionarias.
Sin embargo, ahora podemos crear un producto en España y venderlo desde el
primer día en China, Canadá o Rusia. Podemos vender un producto común desde y a
cualquier parte del mundo.
¿Quién
no pensó alguna vez que era el único al que le gustaba o que le podría gustar
un determinado producto porque sus círculos más cercanos no lo valoraban o lo
veían absurdo? De repente, llegan las redes sociales y descubrimos que quizás
en muchos kilómetros a la redonda aquello que nos inquietaba “solo” a nosotros,
lleva inquietando un buen tiempo a otras muchas personas que también se creían
“solas”.
¿Qué
empresa no ha pensado alguna vez en lanzar un producto y ha temido el riesgo de
invertir en algo nuevo y ha creado estudios para ver cómo podría reaccionar la
gente? Ahora es fácil. Podemos incluso preguntar nuestros clientes cómo
mejorarían ellos nuestros productos con una simple pregunta en una página de
Facebook o un tweet. Podemos obtener miles de respuestas en poco tiempo. El
ahorro de tiempo y dinero es incalculable.
Incluso
podríamos decir que, gracias a las redes sociales, nuestros productos se venden
solos. O mejor dicho, nuestros clientes satisfechos los venden. Si, lo que
oyen, con sus recomendaciones, opiniones, comparaciones con otros productos,
ayudan a que los que estaban indecisos, inclinen la balanza definitivamente a
nuestro favor.
También
podemos saber de nuestra competencia más fácilmente. Podemos conocer si
realmente sus clientes están satisfechos con sus productos. Podemos averiguar
qué se les escapa a los otros para poder cubrir ese vacío. Una buena forma de
atraer nuevos clientes.
Por
otra parte, si miramos las estadísticas acerca de dónde se busca información
antes de comprar, podemos ver que el principal canal es Internet. Además,
dentro de Internet, tal y como se puede ver los gráficos, los buscadores y las
redes sociales tienen un peso importante. Por eso, si tenemos bien desarrollada
una estrategia que nos posicione adecuadamente en los buscadores y lleve
fácilmente a los compradores a nuestras redes sociales, y en éstas damos a
conocer nuestros productos, nuestras formas de pago, ofrecemos confianza y
seguridad a nuestros clientes, etc., podemos atraer y fidelizar clientes de una
manera sencilla y efectiva.
Además, si analizamos las causas por las que no se compra en
Internet, se observa que los principales motivos son ver el producto y la
seguridad. A través de las redes sociales esto se puede trabajar dando a
conocer nuestros productos, hablar de la posibilidad de probarlos con una
devolución gratuita, que los posibles compradores vean que otros clientes han
quedado satisfechos, hablar sobre las formas de pago seguras que ofrecemos,
etc. Además, a través de estas herramientas se puede mantener el contacto con
los clientes antes y después de las compras, transmitiendo la seguridad de que
en caso de que exista una incidencia siempre estaremos dispuestos a escucharles
y ofrecerles explicaciones y soluciones.
También resulta interesante observar que dentro del grupo de
personas que todavía no ha comprado nunca por Internet existe entorno a un 25%
de internautas que seguramente o probablemente sí se animarán a comprar a
través del comercio electrónico, así como analizar las causas por las que
comprarían en Internet. Esto igualmente se puede trabajar a través de las redes
sociales informando de la posibilidad de pagar contrarembolso, de las ventajas
de nuestros precios con respecto a la competencia, lo diferente de los
productos, la facilidad de compra sin pedir muchos datos, etc.
En conclusión, las redes sociales nos permiten comunicarnos
con clientes actuales y potenciales, nos ayudan a transmitir seguridad en el
comercio electrónico, nos permiten dar a conocer nuestros productos con
publicaciones que pueden llegar a ser virales, ahorrar en estudios tanto sobre
nuestros productos como sobre la competencia, fidelizar y en general,
desarrollar nuestro negocio. Es fundamental, por tanto, trabajar adecuadamente
con ellas y diseñar una buena estrategia de marketing.
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