Cuando conocemos a alguien tardamos
unos pocos segundos en crearnos una impresión sobre ella. De la misma manera
tienes unos pocos segundos antes de que tu cliente se forme una imagen de tu
empresa.
Desde
los tiempos más remotos que se conocen el ser humano se ha decorado con
collares, pulseras, pendientes, anillos… en un principio de hueso y madera, y a
medida que fue adquiriendo nuevos conocimientos en cobre, hierro y metales
preciosos. el maquillaje es algo nuevo, las más antiguas civilizaciones ya
usaban pinturas para rituales mágicos y para resaltar los rostros femeninos. Ni
tampoco la moda es algo de nuestra época, siempre han existido estilos y
tendencias que servían para diferenciarse.
Las
apariencias importan:
Somos
seres sociales y queremos gustar y gustarnos. Cuando
conocemos a alguien por primera vez, esa persona va a generar una imagen de
nosotros en función de los atributos que perciba. Decía Michael Jordan, que siempre le gusta ir bien
vestido porque a lo largo del día va a encontrarse con mucha gente que no va a
volver a ver nunca más y quiere causar una buena impresión. Por un lado están
los atributos físicos con los que nacemos: altura, belleza, constitución,
simetría… y por el otro cómo los mostramos, nuestro corte de pelo, la higiene
personal, los accesorios, el estilo de ropa, los zapatos, los colores que
llevamos. Todos estos elementos forman un conjunto y en mayor o menor medida
podemos influir sobre todos los aspectos.
A la
gente nos gusta las cosas hermosas, disfrutamos del arte, de la moda, de un
anuncio de la televisión, de una película con nuestro artista favorito. De la
misma manera nos desagradan otras cosas. Pero independientemente de los gustos
y las modas, todos apreciamos
aquello que está bien y lo que está mal, es algo que tiene que ver con las
normas de composición y la armonía del conjunto.
La
identidad corporativa:
La
identidad o imagen corporativa es la representación visual de una empresa:
colores, logotipo, tipo de letra, cartelería, papelería, diseño de interiores,
y por supuesto la página web. La coherencia del conjunto de todos estos
elementos va a transmitir unos valores y atributos que se van a asociar a tu
empresa, creando diferenciación, reconocimiento y presencia de marca. Por lo
general cuando un cliente interactúa con tu marca no va a profundizar en la
misión, valores y la personalidad de la organización, sino que se formará una
opinión según el estilo, diseño, símbolo, eslogan… y todos los elementos que
vean a primera vista.
Muchas
veces ocurre que el logotipo de la empresa, las tarjetas de visita, la firma
del correo electrónico, la cartelería, la sala de reuniones no comparten ni los
mismos colores, ni los mismos tipos de letra, ni el mismo estilo. Simplemente
se va improvisando según gustos individuales sin tener en mente el objetivo y
los valores de la empresa. Este es un gravísimo error. Lamentablemente solo las
grandes compañías se preocupan por tener una imagen coherente y uniforme y
acorde con sus valores. Ellos saben que la coherencia de todos los elementos es
imprescindible para comunicar eficazmente lo que quieren.
La
identidad de tu marca es parte primordial de la estrategia de tu negocio. La imagen corporativa te define,
transmite tus valores y creencias. Si no la cuidas lo suficiente, el cliente
pensará que no te tomas en serio tu negocio o que eres poco profesional.
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