El único objetivo de la publicidad (desde que a finales del s. XIX
los primeros fabricantes industriales se la inventaron para contarle a
audiencias masivas que sus productos estaban ahí y podían ser comprados) ha
sido colonizar nuestras mentes. Si una marca lograba colarse en nuestro
cerebro, aunque fuese a costa de interrumpir nuestra privacidad, asaltar
nuestro buzón o nuestro email o llamarnos al móvil a horas intempestivas, el
trabajo estaba bien hecho.
En los 90 el destino de los dardos
parece haber cambiado. Las mentes de los consumidores están saturadas de
publicidad. Ya no cabe más. Por tanto hay que buscar otro destino para
los impactos: el corazón.
Según esta tesis, cuando el consumidor
no quiere atender y mira para otro lado, es más productivo apelar a su
sensibilidad, calarle por el lado emocional para que así se acerque a la marca (progrese
por el embudo de fidelidad).
El marketing es la profesión del amor
Es por eso que a menudo pienso que
el marketing es la profesión del amor: nuestro trabajo consiste en moldear marcas deseables de las
que los clientes puedan enamorarse.
Es curioso que los de marketing comprende las reglas no escritas
sobre el amor y sin embargo las olvidamos y las rompemos cuando se trata de
conquistar el corazón de nuestros clientes y no de nuestra vida privada.
Permíteme que comparta contigo los 5 errores a evitar en la tarea
de conquistar a todos esos corazones que necesitas para que tu cuenta de
resultados luzca como deseas el 31 de diciembre. Y 5 soluciones que te
propongo para evitarlos.
Error 1: Intentar tomar atajos al corazón del otro.
¿Recuerdas la primera vez que hablaste con tu actual pareja?
¿Acaso le espetaste directamente “hola como estás, ¿quieres casarte conmigo?”.
Seguramente no, habría salido corriendo.
¿Por qué entonces la publicidad
pretende –infructuosamente- conseguir justamente ese efecto? Enamorar en 30 segundos es
imposible. Enamorar desde la página de una revista es
imposible. Enamorar desde la frialdad de un email es imposible.
Para conquistar el corazón de tus clientes:
· Necesitarás la persistencia de Ikea
para desarrollar su historia paso a paso. Aquí tienes un
interesante case study del IE sobre su
estrategia de comunicación.
· La consistencia de Red Bull para
ocupar y explotar un territorio de marca indeleble. El de los deportes de
riesgo, la adrenalina y la recarga de energía que consigues con su producto.
· La nitidez de oferta de Mercadona: siempre precios bajos.
Cuando al salir por la puerta tu carro de la compra vale 30 euros menos que en
el super de al lado, ¿quién necesita anuncios?
Error 2: Intentar enamorar al otro hablando sólo de mí mismo.
Vuelve a la primera cita que tuviste con tu esposo/a: ¿qué
porcentaje de tiempo te pasaste hablando sobre ti mismo? ¿Dejaste hablar
a tu pareja o la dormiste con una conferencia sobre tus muchas virtudes?
Naturalmente que le dejaste hablar.
¿Por qué entonces las marcas fundamentan su comunicación en
mensajes unidireccionales que sólo hablan sobre ellas mismas?
Interésate por tu cliente, permítele que participe, que opine,
incluso que participe en la creación de tu marca. Si lo piensas, estarás
de acuerdo conmigo en que las marcas son más de nuestros clientes que
nuestras. Varios ejemplos para inspirarte:
· Doritos ha abandonado las tradicionales superproducciones publicitarias
para la Superbowl cediendo a sus clientes el poder de rodar sus
propios anuncios. El ganador aparece en las teles de todos los americanos
el día D.
· Desde hace años, Danet ofrece cede a sus consumidores la decisión de qué nuevos sabores se
añaden al surtido de la marca. (El link es de Markarina, el
blog de Javier Guardiola).
· Y Sony reta a un grupo de
estudiantes a testar sus habilidades tecnológicas.
Error 3: Intentar conquistarle tratándole como uno más.
¿Qué hiciste para sorprender a tu pareja?: ¿le/la llevaste a
cenar, a un concierto que le hacía ilusión, recordaste su cumpleaños…?
Seguro que sí. Siempre
funciona, porque a los humanos nos ilusiona pensar que somos diferentes.
Que merecemos toda la atención, todo el cariño de nuestros allegados. Que
no somos como los demás.
Si esto es
así, ¿por qué no intentamos hacer que nuestros clientes se sientan especiales?
· ¿Por qué no puedes (como Heineken), permitir a tus clientes que diseñen
su propio producto personalizado?
· ¿Por qué no puedes invitarles,
como NikeID, a que diseñen sus propias zapatillas
deportivas -así no habrá nadie en el mundo con un par igual-?
· ¿Por qué no puedes ofrecerles su
segundo de fama (Andy Warhol dixit) como Master Card?
Analiza estos casos y verás como su coste por impacto
probablemente no supera al de la mayor parte de acciones convencionales que
desarrollamos todos los días. ¿Puede tu marca permitirse el lujo de ser
convencional?
Error 4: Intentar demostrar tu amor con palabras en lugar de con
hechos.
¿Por qué realizar promesas que no sabes si vas a cumplir?
¿Por qué abusar de las palabras en una era donde la saturación de información
es el principal problema que nos aqueja?
Pasa a los hechos:
· Como Apple.
El marketing de Apple es parte inherente de sus productos. Por eso no
necesitan instrucciones, ni apenas publicidad. Ni abusan de los titulares
cuando te envían un email. Ni te echan rollos cuando visitas iTunes.
· Como idealista.com. A poco que navegues por la página y
les dejes tus datos, te llegarán (sin abusar) distintas propuestas orientadas a
tus gustos personales que te harán valorar muy positivamente su web.
· Como Coronita: en lugar de repetirte que en el
festival Rock & Río vivirás una experiencia irrepetible, idean un
alojamiento dentro del festival para que realmente lo sea.
Error 5: Olvidarte del amor cuando el tiempo pasa.
Vivimos obsesionados con la captación de nuevos clientes. Obsesionados por la
actividad frenética del mercado, el acoso de la competencia, las guerras de
precios… parece que demos por sentado que todos los días del año vamos a perder
clientes. Y que debemos tener en funcionamiento nuestra maquinaria
publicitaria 24 horas al día para recuperar a los que huyen con nuevos
clientes.
Recuerda el viejo dicho de
que captar un
cliente nuevo puede costar hasta 3 veces más que mantener a uno que ya tienes.
Lucha por conseguir que el amor no desaparezca:
· Orange parece que
acaba de despertar de una larga hibernación para descubrir la importancia de
sus clientes actuales, a los que ha decidido ofrecer el mismo valor que a los
potenciales: terminales al mismo precio para unos y otros. ¿Por qué el
mismo? ¿Acaso no viven de los clientes actuales y no deberían ser más generosos
con ellos?
· Las aerolíneas llevan décadas
premiando la fidelidad de sus clientes con puntos con los que conseguir viajes
gratis. Iberia Plus es el ejemplo más conocido en
nuestro país. Debemos ir un paso más allá: ¿de qué nos sirve un programa
de fidelidad si todos nuestros competidores tienen el suyo propio, que además
es un calco del nuestro? Si no ofrezco más valor que mi competencia, me
faltarán argumentos para conquistar el amor de mis clientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario