En una empresa que en época de bonanza económica saca pecho de LUJO en su servicio
o producto, y en momentos de recesión se agarra a la palabra OFERTÓN… Algo falla. No
hay estrategia. No hay principios. No hay rasgo de personalidad, es decir, no
está sustentada en unos valores propios.
Para que una marca se construya con fuertes cimientos, debe de reflejar
la personalidad
de su fundador, creador o equipo. Tiene
que tener valores
y principios en
los que creer, sus
motores de motivación.
Lo primero es hacer un trabajo honesto de auto-conocimiento.
Repito: honesto. Realizar una DAFO de
tu negocio te proporciona valiosa información, con la que potenciar tus
fortalezas y mitigar tus carencias. Esto sirve, entre otras cosas menos
comerciales, para conocer
y focalizar tus acciones hacia un mercado bien definido.
Una imagen corporativa no
es sólo un logo. Es la
imagen que se transmite, ya sea en tus instalaciones, tu manera de trabajar,
cómo te comunicas online y offline o el trato interno y externo con las
personas. Las
personas confían en personas, no en las organizaciones, así que cuanto más humanizada esté una
compañía, más fiel será su clientela, más aumentará el boca a boca, más
publicidad, más ventas…
¿Cómo transmite una compañía
personalidad?
Sencillo: Por las emociones positivas que provoca, como puede ser la transparencia, la simpatía o, simplemente, con
sentido del humor.
Campaña de publicidad del Museo Van Gogh de Amsterdam. Ejemplo de
personalidad de marca con sentido del humor al representar la taza de café de
su cafetería “sin oreja”. Coherencia artística.
Por ejemplo, un diseño honesto y sencillo, ya sea en la fisonomía del
producto o en su logo, envía mensajes irracionales a nuestro cerebro no
consciente de que ese producto no intenta ser más innovador, o más potente de
lo que es en realidad. Lo mismo ocurre en el mundo online. Una web, software o
una aplicación con un diseño digital sencillo, transmite que hace pocas cosas, pero las hace bien. Y un Diseño Digital Honesto no
intenta convencer de que son algo más de lo que realmente son.
Ya sea en marcas, logos o diseños industriales, los adornos son
anclas que los sitúa en contextos culturales. Son modas. Los productos o diseños que
tienen adornos están acotados y necesitados de una actualización constante. Los que no son ornamentados no intentan
parecer lo que no son, no intentan mentir. Son honestos. Sus creadores,
probablemente, también.
Honestidad y Sencillez que provoca efectos positivos, e incluso
cuestiones del tipo “¿Cómo no se me ocurrió a mí antes?”
Estas prácticas, a diferencias de la que comentábamos al principio,
perdurarán en el tiempo, conseguirán reconocimiento, posicionamiento,
fidelización, innovación, ventas…
No hay que confundir
sencillez y honestidad con minimalismo, simplemente hay que evitar lo superfluo para no confundir al consumidor. Si para conseguir transmitir la
funcionalidad de un producto / servicio se requiere de complementos, éste
seguirá siendo sencillo y honesto alejándose del cliché de minimal design.
Dos características de un buen diseño:
>La Belleza interna provoca
elegancia racional.
>Y la Belleza externa
transmite fuerza irracional, emotividad.
Casar la personalidad del fundador o emprendedor de forma coherente con
la imagen corporativa es la finalidad de un buen trabajo de personal branding y desarrollo de marca en una compañía. La coherencia en la empresa y su
marca es la sinergia de combinar los valores humanos y las estrategias
económicas.
Otto Aicher, diseñador por excelencia del S. XX, creador
de imágenes corporativas de Braun, Lufthansa,
ERCO y de los Juegos Olímpicos de Munich, o autor de Sistemas
de signos en la comunicación visual, postulaba:
“El diseño ilustra la filosofía
técnica y económica de una empresa, y la imagen de la empresa revela el
carácter de la misma, define su mentalidad. El diseñador es el filósofo de la
empresa, el que, sea cual sea dicha mentalidad, la hace perceptible”
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